Alguien me empuja y casi me caigo si no fuera por la reja del colegio. • ¿Qué te pasa idiota? -le grito a quien sea que aya sido y tiene una muerte segura en este momento. • perdón chaparrita, no te vi - me dice un chico alto, de cabello en punta a la moda y ojos grises, es guapo tengo que admitirlo, pero eso no disminuye mi furia. • ¿Quién te crees imbécil? -le espeto • cálmate cariño - me dice con una sonrisa seductora - fue solo un empujoncito, como seria si te diera de verdad - lo dice de una forma que queda claro que tiene doble sentido. • ¿Ah si? ¿Quieres intentarlo? - le digo mientras me acerco y pongo mi mejor cara de provocación. • claro, no tengo nada que perder - ( ya lo veremos) • de acuerdo - me acerco a su boca y el a la mía. Cuando estamos a punto de besarnos le propino un rodillazo, no con tanta fuerza sino la necesaria, en su miembro. • haber si hacia se te calma un poco,- le digo mientras ahoga un grito, se dobla de dolor y cae de rodillas en el piso - No soy como las demás, cariño - le digo, me coloco mis auriculares y me voy. Posiblemente pensaran que esta es la típica historia de los chicos que se odian desde el primer momento y terminan juntos, felices y bla, bla, bla. Pues no recuerden las apariencias engañan .