Desde el más allá

Fue ese día de tormenta gris, recuerdo aquellos rostros plasmados
en hojas de papel, era tiempo de elecciones.
En un día de tormenta gris durmió mi hermana llevando con sigo
un pedazo de mi alma. La distracción era parte de ella.
Tarde de bufandas y de abrigo en exceso, el viento
soplaba con una especie de furia ¿Furia de no poder detener el tiempo?
¿Furia de saber que nada volvería a ser cómo antes? Esto yo no lo sabía.
Pequeños pasos en dirección hacia el otro lado
nunca llegaron a su destino. Luego recuerdo mi garganta áspera, sin
poder gritar, luces rojas y azules,
hombres en batas blancas o algo similar subían a mi
hermana a aquella camioneta. Desperté observando una
pared blanca y lisa, me pareció ser la más blanca que
haya visto. Estaba tumbada sobre un sofá, en una habitación de hospital,
ella conectada a un respirador hizo que naciera un vació en mi.
Observé por la ventana, el viento soplaba con la misma furia, se
avecinaba una tormenta pero ello ya no me importaba, el viento
arrastraba los mismos rostros en aquellas hojas que observé un rato
atrás. Al voltear me percaté de una persona parada al lado de mi hermana,
vestía un largo vestido blanco, miraba hacia
el piso y no pude observar su rostro, dos especies de plumas
sobresalían sobre su espalda, creo que eran alas, si.