Cuando uno cumple 18 es normal que su vida sea una serie de sexo, drogas y alcohol en repetición. No despertar en una antigua casa de huéspedes, sintiendo mi cuerpo y mente sin vida, no pensaba que a los 18 mis emociones se intensificarían tanto, tendría una rapidez, audición y visión inexplicable, que cada segundo sentiría más y más hambre, hambre por cualquier cuello o vena bonita que pasara por la calle, hambre por cualquier alma inocente que se atravesara en mi camino, hambre de sangre, sangre que nunca era suficiente. Se sentía tan bien y tan mal.
El día de mi cumpleaños número 18, apareció sin invitación un hombre de inmensos ojos azules, alto, vestido de negro, despeinado y daba el aspecto del malo de la historia, el que al final se queda con la chica por estar tan bueno. Tomar un par de tragos con aquel tipo misterioso con los ojos mas hermosos que había visto, fue un gran error.
Damon Salvatore, tengo toda una eternidad para arruinarte tu vida, de la manera que arruinaste la mía.