Piratas del caribe: Las joyas del oceano

Habían pasado 18 años desde que Jack Sparrow había causado su ultimo gran alboroto, había estado viviendo como siempre lo hizo, disfrutando de su infinito tiempo libre en Tortuga y viajando por el mundo tomando lo que quisiese de los demás. Su amado Perla había regresado a sus manos sano y salvo y muy de vez en cuando, se encontraba con aquellos a quien en el fondo consideraba sus amigos (y si, eso incluida a Barbosa) pero como era de esperarse, si su nombre no aparecía después de mucho tiempo, seguramente era porque lo haría pronto y no de la mejor manera.
La isla de Hontre lon había sido protegida por una antigua bruja vietnamita a la cual muchos temían, la mujer llego a adorar las joyas de una forma obsesiva pues según ella, esa era la debilidad de cualquier mujer. Conseguía todo tipo de joyas, desde las más simples hasta las más costosas, y accedía a ellas cuando personas de gran poder en Asia la buscaban con el propósito de sanar heridas o enfermedades, así que una vez lo lograban le entregaban como pago joyas.
Por años recolecto un tesoro de gran valor que pronto los caballeros templarios descubrieron y usaron con el permiso de aquella bruja, como escondite para esconder sus propios tesoros. Sin embargo la bruja no poseía vida eterna y en el lecho de su muerte, maldijo la cueva.
Quien osara robar su tesoro jamás podría regresar para vivir de la manera que más amaba y todos aquellos relacionados con él, sufrirían las consecuencias del acto de un individual.