Supongo que no eres consciente de los errores que eres capaz de cometer hasta que los cometes, de las mentiras que tu mente es capaz de originar sólo para salvar tu propio pellejo. Nunca estamos dispuestos a hacer sufrir a un amigo, y mucho menos permitiríamos que otra persona lo hiciese, sin embargo he descubierto que existen ciertas circunstancias que pueden hacer que todo de un giro de ciento ochenta grados, y que incluso tus propios principios se vuelvan contra ti, o simplemente desaparezcan...
Mi nombre es Marta, tengo veintiún años y he tenido un "pequeño desliz" con el novio de mi mejor amiga. Sí, tal y como lo oís. ¿Quién me iba a decir a mí que al mudarme a Londres con Ale, como siempre habíamos soñado, las cosas se complicarían de este modo? ¿Que si me arrepiento? ¡Claro! Siempre que estoy junto a él, noto un gran sentimiento de culpabilidad. Espera, creo que esta parte me la he saltado... Debería corregirme:
Mi nombre es Marta, tengo veintiún años y me he enamorado del novio de mi mejor amiga.
¿Puede una chica romántica y delicada enamorarse de alguien tan ruda como Lynn Loud? Issabella Abrams era esa chica: amante del color rosa, del maquillaje, la poesía, y de las historias de amor. Todo lo contrario a Lynn Loud, quien prefería la acción, los deportes y no se preocupaba demasiado por lo sentimental.
A pesar de sus diferencias, había algo en Lynn que atraía a Issabella. Tal vez era su valentía o su determinación, o quizás el hecho de que Lynn no temía ser exactamente quien era. Mientras que Lynn también sentía cierto interés en Issabella, no entendía como no podía tentarse en ganar y ser la número uno, veía que ella era como una suave brisa que acariciaba el rostro hasta de quien no merecía con dulzura, dulzura que raramente a Lynn le encantaba.