Hagamos un trato... -Yo te despierto en la mañana y tú me despiertas en la noche.-Dijo él -¿A si? ¿Y cómo es eso?.-Respondí -Así.-Contestó Acto seguido juntó su rostro a unos centímetros del mío, posando sus labios sobre mis labios. Gozamos del beso prohibido, del que tanto deseábamos. él no quería apartarse de mi, pero Jonathan se encontraba a espalda de nosotros, distraído limpiando su coche como de costumbre, pero no podíamos exponernos de esa forma. ¿Y cómo no preocuparse? Si él era 8 años más grande, amigo de mi hermano, sabía que estos casos sucedían pero nunca pensé que él se enamoraría de mi, la hermana menor de su mejor amigo...