Murmullos sin respuesta, clamores enmudecidos por el silencio. Un llanto inimaginable, que no pretende alcanzar la elocuencia de Julia de Burgos, ni la amargura de Ricardo Arjona, pero quiere hacerse notar ante la lobreguez de la barbarie. ¡Será escuchado el clamor del autor! Será comprendido el lamento de las articulaciones del que escribe. Se necesitará pues un buen discernimiento para identificarte con la agonía, pero una vez hecho, la solidaridad será mi compañía hacia ti.