Es la madrugada, aquí estoy nuevamente porque tu recuerdo me invade, recuerdos de mi infancia que llegan a mi memoria. Y esa continúa nostalgia tuya por no haber conocido a tu madre que falleció cuando tenías dos años. O ese amor que nos inculcarles por tus antepasados pasando largas horas contando como tu abuela había llegado desde Francia en un barco a velas. O de tu abuelo que llegó de Italia con dos hermanos más y en Argentina tomaron distintos rumbos, por lo que deducias que toda persona que llevará su apellido era de la familia. Y ese entrañable amor por tu padre y tus hermanos. Cuantos buenos sentimientos albergabas en tu alma mamá, tal vez por eso, DIOS te dio una larga vida de noventa años donde viviste rodeada de tus hijos, nietos, biznietos y tatarabuelos. Hasta que el Alzheimer apareció y todo fue diferente. El Alzheimer que te iba borrando los recuerdos pero no los sentimientos y ¡qué difícil fueron tus últimos años con esa atroz enfermedad!