Si las mujeres son complicadas, en cierto sentido, esa misma dificultad para comprenderlas se deriva de la extensa volatilidad de sus emociones, pensamientos e ideas. Pues parece ser que su cognición está planeada, aunque superficialmente, de forma muy concreta. En su mayoría, saben lo que quieren, pero en muchas ocasiones requieren de un segundo o tercer sujeto, que ejecute la acción que ella requiere. ¿No es común escuchar el dicho "ten cuidado con lo que deseas, porque se puede volver realidad"? En una relación, se pueden dar matices diversos por la cantidad de deseos que posea cada integrante de la misma. Y he aquí el acuerdo implícito/explícito, de uno, para complacer o ayudar a complacerse, al otro. Una historia donde, tal como la vida misma, se cae en un circulo vicioso, entre el poder y la pasión, entre el deseo y el arrepentimiento, entre la vida y la muerte. Pues nunca es en realidad lo que esperamos.