Lee o muere me dijo subiendo la música del viejo cacharro escondido entre mantas irlandesas. Un simple cuaderno deteriorado por el tiempo con una inscripción en la portada "Contrato de esclavitud para la acosadora de la tienda de comestibles", mire su rostro angelical que ya no lo parecía tanto y con pulso tembloroso garabatee las iniciales de mi nombre.