-¡Ayuda, ayuda! ¡Me secuestra el gran ogro!- Se escuchaba la risa de la niña al ser cargada por su hermano mayor. -¡Vamos! ¡Di que soy el mejor! -¡Eres...-risa-el mejor...-risa-hermano mayor! Lentamente fue bajando a la niña, no tan pequeña, de 10 años. -Obviamente soy el mejor-dijo arrogante su hermano. -Pero si tu eres mi único hermano, gran ogro-Dijo la niña con voz apagada. -No digas eso, sebes que Hayley es tu hermana-Dijo triste. -Ella no es mi hermana o para mi no lo es, desde que me dejo en ese infierno con papá-dijo con una voz demasiado fría para tener solo 10 años-pero llegaste tu y me salvaste, eres mi guerrero, todos me han abandonado...-susurro-primero mamá...- dijo con voz entrecortada-luego...Hayley-dijo con odio-pero me rescataste de esa persona mala que se hace llamar mi padre-dijo soltando una lagrima, recordando cuando vivía con su padre y sus constantes maltratos. -Yo...-se le quedaron atascadas las palabras para consolar a su pequeña hermana. -Promete...-lo interrumpe-prométeme que nunca me abandonaras...por favor...promete lo-suplico. -Lo...lo prometo-dijo con la mirada fija en su pequeño tesoro, recordando el triste pasado de la pequeña, para el ella era sus ojos. -Gracias, mi querido guerrero-dijo la niña abrazando a su hermano.