Papá había vuelto a gritar, aun en un funeral no podía contener su maldito temperamento. El bosque era mejor en esos momentos, siempre fue mejor, sobre la gran rama de un sauce espere a que todo acabase, y allí estaba, con sus lacios cabellos negro infierno al viento, un vestido blanco que dejaba sus brazos desnudos y sus charoles del mismo color, ágil, suave y sutil parecía flotar entre la espesura del bosque, tan natural, como si fuera parte de él.
Hace cinco años, esa fue la primera vez que vi a Cha Yoon Hee.