Comienza a hacer frió, es martes, aun me acuerdo como su fuese ayer, como si no hubiesen pasado 5 años. Estoy llegando a la uni, de pronto un grito me sobresalta por la espalda.
-!Nico!, !capullo!, es Darío, le conozco desde que teníamos 3 años y desde entonces es mi mejor amigo. Estudia justo enfrente mía, cruzando la calle, a él le dio por Filosofía, a mi por Derecho. Se acercaba por mi derecha, enérgico, hubiese dicho que subía las escaleras con prisa.-
- ¿Qué coño quieres hacer el sábado?- me dijo misteriosamente con una sonrisa que comenzaba a dibujársele en la comisura de sus labios, se lo que eso significa, ya tiene algo pensado.-
-Dime- le conteste tranquilo con una mueca de complicidad.-
- Que tienes pensado para este viernes tío, veras,- no me dejo ni contestar, el plan básicamente era su favorito, el de siempre, íbamos a casa de una niña pija, ¿alguna vez habéis ido a una de esas fiestas? Alcohol y chicas que odian a sus papis, porque han sido demasiado duros, buscando la manera de vengarse, era divertido.-
Accedí rápidamente a ir, tenía un examen el lunes, pero la verdad es que los estudios nunca han sido un problema, no soy brillante, pero me voy apañando.
Kim nunca pensó que mentir en su currículum la llevaría a una completa travesía con su joven jefe.
Nico nunca pensó que darle una oportunidad a Kim la convertiría en el amor de su vida.