- Mio, es la única que este viejo cascarrabias escucha; no sé qué hacer con su carácter - la chica miro consternada al pequeño del flequillo, no dudo en sonreír acariciando su cabeza con suavidad. -Solo dale tiempo, de seguro también te escucha - respondió la chica intentando aliviar los lamentos de su pequeño amigo hasta que sintió que algo le había tocado la cabeza, volteo a ver y Hyakkimaru estaba junto a ella sin mostrar algún cambio en su rostro estoico - ¿Verdad Hyakkimaru? - sonrió a pesar que sabía a la perfección que no la veía. El chico solo asintió levemente -Verdad - contesto con suavidad. La joven de larga cabellera castaña y hermoso kimono rosado descubrió que aquel chico y su pequeño "hermanito" podían ser más curiosos de lo que aparentaba.