Las personas vivimos cometiendo errores. Equivocarse no es malo, equivocarse te hace aprender a que no tienes todo bajo control como creías. Quizá ella debió quedarse en su casa, haciendo su habitual rutina y no andando a altas horas de la noche por un callejón sin salida. Quizá el tendría que haberse retractado ante sus palabras y no haberse peleado con su mejor amigo. Pero... ¿Qué hubiese pasado si ellos no cometían aquellos errores esa noche? ¿Y si jamás se hubiesen cruzado? El destino es bastante ocurrente a veces. Solo hay algo que deben saber. Ellos no son tan diferentes como creen.