Hay ciertas normas de vida que nos enseñan desde pequeños, cosas como siempre ser amable, o tenderle la mano al necesitado, costumbres que Ricardo lastimosamente no tenia, ya que era una persona que aunque joven, muy solitaria y amargada. No era para mas, trabajaba en una morgue, era ayudante a la hora de hacer las autopsias y guardando los cadaveres que la gente no reclama.
Aunque parezca increible, Ricardo se sentia bien rodeado de los cadaveres, ya que casi no tenia muchos amigos, por ser una persona amargada y grocera.
Una noche saliendo de la morgue, Ricardo se dirigia a casa, era apenas unas cuadras de distancia, asi que podia ir y venir caminando, pero esta noche seria diferente, porque un hombre estaba siguiendolo mientras caminaba.