Jamás es lo suficientemente tarde para recordar un amor que, por instantes involuntarios, erizaba la piel. Me visto de diálogos, recuerdos, y momentos que merecen la pena ser escritos por mi valiente corazón acobardado. Tal vez sangre un poco. Batalle contra el pasado: contra su boca, espalda, piernas, brazos, senos, culo, alma, espíritu, corazón, y todo lo que me dibujó en la piel.
Ella, era la perversión más bonita.
El amor más roto reconstruido que había podido amar.
La vida más caótica en mi mundo de desastres.
El huracán más fuerte que podía sentir en los labios.
La grieta más profunda en un mundo lleno de huecos.
El eco más silencioso que gritaba mi nombre a oscuras.
Ella lo era todo y, hoy, empiezo a narra en textos, y diálogos
de cómo me enamoré de lo inexplicable.