No conocía a este extraño, pero sus manos me daban un calor que se me hacía conocido. Mi cara parecía encajar perfecta entre sus manos, y el delicado roce en forma circular que sus dedos pulgares tenían sobre mis mejillas me tranquilizaban de alguna manera.
Su cara parecía conocerme. Sus ojos, sus ojos eran lo único que reconocía. Sabía que ya los había visto antes. Unos ojos tan grises y profundos como esos, no se olvidan así nomás.
—Mi amor...— murmuró y luego me abrazó —¿Qué te he hecho?— sollozó en mi cuello. Yo estaba inmóvil.
¿Mi amor?, ¿quién era este hombre y quieren decir sus palabras?
Mi memoria era nula, no fragmentos del pasado, no registros de un nombre, nada. Ni siquiera recordaba porque lloraba, solo se que sentía un enorme dolor en el pecho y un gran vacío en el corazón.
—Perdóname— suplico mirándome fijo y con mis dedos limpié sus lágrimas.
El extraño me miró perplejo. Es como si en su mente estaba decidiendo entre alejarse o simplemente disfrutar de mi tacto. ¿Acaso sintió lo mismo que yo sentí cuando sus manos tocaron mi rostro?
Al final decidió cerrar los ojos y disfrutar el momento. Yo hice lo mismo. Sentí que era lo correcto. Su piel era áspera y podía sentir algunas cicatrices en su mejilla izquierda.
Después de unos segundos, abrió sus ojos y delicadamente tomó mi mano y la colocó sobre mi regazo.
— Se feliz. Te lo mereces.
Acarició una vez más mi cara. Lágrimas parecían asomarse tanto en sus ojos como en los míos. Nuestros ojos se conectaron y la tristeza, la soledad, la depresión que sentía segundos atrás, se había esfumado.
Sentía que en sus ojos podía encontrar un lugar seguro donde perderme.
—Debo irme, cariño— me robó un beso que ni siquiera debería contar como un beso. Fue tan rápido que ni siquiera me enteré de él hasta que se había terminado y él salía corriendo hacia el horizonte. Sin mirar hacia atrás.
Bella Swan siempre fue un imán para el peligro. Y aquello lo confirma cuando se entera que está embarazada de Edward Cullen, su ex novio vampiro que la abandonó el día después de su cumpleaños.
Buscando respuestas sobre su embarazo llega a New Orleans, atrayendo la atención de un híbrido, el rey Klaus Mikaelson, el híbrido original que queda encantado con ella y lo que lleva en su vientre.