Guns under our petticoats.

Emilia estaba de rodillas con una mirada retadora, sin despegar la vista del arma que le apuntaba, su cuerpo temblaba un poco y los dientes le rechinaban del coraje, cerró los ojos apretando fuerte los párpados.
-¿Entonces?- una voz áspera le hizo levantar la mirada abriendo los ojos.
-Nada- respondió y una sensación de calor le invadió el rostro, la habían golpeado en la mejilla.
-Emilia vamos, no estoy para juegos.
-Ni yo- otro golpe.
-¡Suficiente!- gritó y el eco resonó en toda la habitación.
La persona que sostenía el arma se tensó y con sus manos tomo con fuerza la pistola, sus dedos hormiguearon al rededor del gatillo, lo presionó, un estruendo rompió el viento; después, silencio, oscuridad, nada.