Cada año hay 1 subasta, en donde se vende el que según los vendedores es el más bonito, al cual no quisieron vender en las otras subastas. Nunca decían la fecha en donde lo venderían, si querían conseguir uno, había que asistir a todas las subastas. Tomás Dellinger, un joven de 25 años, millonario, entra a esta subasta por error, sintió un miedo enorme a ver la cantidad de hombres y mujeres que lucían como mafiosos a simple vista, más hombres que mujeres, adelante habían chicos de entre 12 y 19 años. Un hombre gritó que venía el especial. Se formó un gran silencio. Se tapó la cara con el gorro de su polerón y agradeció por estar vestido un poco informal. Al ver a un niño que no pasaba los 15 años, desnudo, lleno de moretones y asustado, escuchó la cantidad de dinero que ofrecían por él y gritó el triple del mayor valor que escuchó. Todas las miradas se clavaron en él. Y el vendedor gritó vendido. Portada por ToxicBae ❤️.