No me creas violenta, mucho menos repentina. Siempre fui directa y una chica de mentiras..."no te enamores" decía al pensar un: ¡por favor, hazlo!
Eres la clase de chico que me hace perderme. No tenías nada que ofrecerme, sólo un caos parecido al mío, el tuyo es muy notorio, mientras que lo mío te come vivo. Disculpa, no puedo dejarte adentro, no estoy tratando de salvarte, estoy tratando de salvarme. Tú sabes, una excuincla toda estúpida que ama salvajemente al peor de los candidatos y luego llegas tú a revolcar mi mundo, ha dejarme estupefacta y partirme en mil pedazos a cada abrazo. ¡Cárajo! Extraño el claro de tus ojos contemplando mi perfección, o como tú decidiste llamar la clase de cosas que ni yo notaba. Sacudiste mis demonios y los dejaste como nuevos, al fin de cuentas están hechos para atormentarme; de nuevo. Y tú mano con la mía, y tus labios con los míos y ese soplo rarito cuando contienes la respiración...y yo me partía por dentro, y mi corazón latía con fuerza lleno de ira y miedo. Lo fuiste todo durante un instante, eras ese respiro profundo y desesperado que dabas cuando yo no te permitía respirar (literal) y creía poder amarte pero no me dí cuenta que lo hice en el tiempo que brillaste, como una estrella fugaz, como todo lo que podía desear y me atormentaba tocar. Mis manos sangran si tú no estas con ellas y mis pulmones ya no respiran tu aroma, ahora se envenenan con cigarrillos, ya no paso parte de tu saliva, paso alcohol sin control. No puedo, me consume, me esta matando tu ausencia y no voy a pedir que regreses, ve con quien quieras, yo no soy nada viable, soy una cobarde que amaba perderse en tus pensamientos, que era una masoquista con los golpes de tu intensidad. Yo no sé que eramos, ni lo que soy y mucho menos lo que eres pero por un momento fuiste la pieza que faltaba en mi rompecabezas y juro que cuando saliste arrancaste unas veinte de treinta piezas y las diez restantes se van separando, perdiendo, olvidan