¿Como había llegado hasta ese lugar? Hacia tan solo media hora había estado tranquila en mi habitación pensando en darle una sorpresa a mi novio y al final he sido yo la sorprendida. Oía mi corazón retumbar histérico en mi pecho, parecía galopar contra a mis costillas. Mi respiración ya no era tranquila y relajada, eran jadeos cargados del miedo que me calaba los huesos. Levante la vista hacia el sujeto que me miraba desde que se había percatado de mi presencia. Lo mire sin comprender nada, ¿Que estaba ocurriendo? Realmente esto debía ser alguna ilusión producida por alguna droga o debía ser un sueño, una pesadilla. Si, esto debía ser un sueño. Porque en mi mundo, el chico que estaba frente a mi con su rostro salpicado de gotas de sangre no podía ser mi novio. Su mirada fría no eran esos ojos marrones que me derretían con su ternura. Las manos que sujetaban con tanta fuerza esa arma que hacia pocos segundos habia robado la vida de un inocente, no podían ser las mismas que me acariciaban hasta dormir y me alborotaban el cabello hasta volverlo un nido de pájaros. El no podía ser quien me llamaba en las noches para decirme que al despertar yo seria su primer pensamiento. Me repetía una y otra ves que aquello era un sueño o una ilusión cuando vi su brazo levantar el arma y posteriormente posarla con brusquedad en mi frente. No... El no podría hacerme esto. Alce la vista hacia sus ojos fríos y vacíos, desprovistos del amor que horas antes me regalaban. No... el no podía ser un asesino.. No podía ser mi asesino.