-tranquila cielo esto no es tu culpa- dijo aquella mujer transmitiendome una sensación de paz y armonía que me daban ganas de cerrar los ojos, dejarme llevar por su caricia en mí magullada mejilla y no abrirlos más - esto no va quedar así, Inti a sobrepasado los límites metiéndose con mis hijas, tu Amelia me ayudarás a vengar a tus hermanas - yo la escuchaba hablar y su voz se iba volviendo un susurro mientras que todo se tornaba más oscuro - pero para eso vas a necesitar tiempo, bastante tiempo, para curar tu alma- Y de pontro sentí una calidez en mí corazón, está fue aumentando hasta el Punto de sentir como mí cuerpo ardía - querida recuerda siempre que el fuego no es el único que quema- Entonces abrí los ojos y grite, grite como nunca había gritado. Grite por haber perdido a mis hermanas, grite por el dolor de la traición y grite desde lo profundo de mí ser por lo que el destino me deparaba