Una puerta nos puede conducir a otra y sin querer nos podemos adentrar en mundos dónde la única y verdadera llave que se requiere es la imaginación. Sólo con esa pista podemos desvelar los secretos más fantásticos, inimaginables e intrínseco-absurdos que se hallan detrás de una cerradura. Donde lo inhóspito y extraño acechan en cualquier esquina. Abramos pues nuestras mentes y adentrémonos en un mundo dónde lo imposible es improbable y lo probable es posible.