Ella es Zelda, la vida ha sido dura para ésta chica.
—Ellos tienen palo y yo una dona, no lo entiendo.
—Ellos son chicos, tú una chica. —Respondió mi padre.
— ¿Soy la doña?
—Eres la chica de la casa.
— ¡Oh! La que da las ordenes ¿Eh?
—Pues…
— ¡Jacob! ¡Arriba ese trasero y barra la sala!
(…)
— ¡Padre, hay sangre en mi bóxer! ¡Creo que mis hermanos me han roto las pelotas!
—Es tu periodo. —Respondió algo sorprendido.
— ¿Qué ejeso? —Interrogo con rostro de “What?”.
—Es mejor ir a un especialista.
(…)
— ¡Te lo haré tan rico que no te querrás levantar! —Mi tío es un mentiroso, el cocina muy feo, ¿Cómo puede mentirle a la chica que desordena su cama?
— ¡No le crea, no sabe ni revolver los huevos!
(…)
Todos en la casa son machos, desde mi padre hasta el perro, las reglas son básicas, eructar si así lo necesita el cuerpo, ver futbol 24/7 y usar bóxer.