Nunca nadie me dijo que ser fan de una boyband traería consecuencias y cambiaría completamente mi vida, jamás me advirtieron que mi vida dependería de un hilo al momento de escucharlos cantar o incluso sus risas..., ¡demonios! sus risas. Hace apróximadamente... ¿cuánto será?, ¿cinco años?. Sí, cinco años, caí perdida e irremediablemente enamorada de cinco británicos -qué, ahora en la actualidad son cuatro- pero en ése entonces eran; Harry, Zayn, Louis, Niall y Liam, mis ángeles sin alas. No me pregunten exactamente cómo rayos es qué me enamoré de ellos porque no lo sé, solamente sucedió..., así, sin que yo me diera cuenta.
A mis dieciocho años de edad sé que es un amor imposible de ser correspondido, bueno, no del todo. Sus canciones, sus voces, y sus personalidades fueron mi delirio y una salida fácil para sonreír día a día.
Mamá lo llama obsesión, sí, a ella que digamos no le gusta para nada mi música. Yo prefiero llamarlo amor, quizá, sólo quizá es un amor... ¿masoquista?.
Hace exactamente dos años Zayn se fue de la banda, ése mismo año los chicos anunciaron su descanso de dos años, sufrí cómo no tienen idea. Ya ha pasado un año y medio desde que los chicos de One Direction están de descanso, y aún no vuelven. Mi mejor amiga, Shanon, sugirió un posible secuestro para que vuelvan otra vez a los escenarios. Loco y estúpido, lo sé.
Y aquí estaba yo, leyendo información confidencial de ellos.
Drama, locuras y un posible ¿secuestro? Harán de mi vida una completa y alocada aventura.
Portada: pamearboleda
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