Todo empezó con unas miradas, y aunque sólo sabía tu nombre y tú ni sabías el mío, terminamos en el mismo banco. El primer día que hablamos, no fue amor a primera vista, me enamoré de tí gradualmente, tu personalidad, tu voz, tu pelo, tus ojos, tu humor, tu manera de mirar a lo lejos y sonreir, me fui dando cuenta de ello poco a poco, eras, exactamente, lo que estaba buscando. Me alegro que ese día lloviera. Esta historia os pertenece a todos, ahora no diré los motivos, cuando la termine lo explicaré todo. No me digais cosas tipo 'oye, esto lo he visto en otra parte' porque acabo de decir que lo explicaré.