Podía sentir el pecho arden por la falta de oxigeno, sin embargo no podía para de correr, correr, escapar, alejarme de esa sensación de vacío y ansiedad que quedaba cuando dejaba de drenar esta ira q me carcomía por dentro, correr era mi única escapatoria no había más opciones, corrí, corrí por esa calle a oscuras sin darme cuenta cuando salí de ella para terminar vislumbrando una avenida a media luz, distraído por el cambio de tonalidades fue que pude sentir el fallar de mis piernas por el desgaste de mis músculos al correr tan deprisa y sin descanso, sabrá Dios por cuanto tiempo, sin darle mayor importancia seguí avanzando, abriéndome paso por el espeso y helado viento que a través de cada exhalación nublaba mi vista por el vapor que brotaba de mi boca en un intento violento de continuar, falle, sentí como mi rodilla izquierda perdió la fuerza remitiéndome a posarme solo sobre la pierna derecha aunque el intento no valió la pena, la fricción y velocidad con la que venía me envió directo al asfalto grumoso y un poco desgastado donde desgarre parte de mi jeans y palma de mis manos al pretender amortiguar la caída, quede allí, tendido en el suelo sintiendo como mi pecho subía y bajaba y mis oídos zumbaban con los latidos desbocados de mi corazón.
En ese momento comprendí, realmente comprendí, que por más que corriera, nadara o volara, esta sensación, la frustración, no se iría de mí...
LIBRO TRES DE LA SAGA ÁMAME.
Summer ha estado enamorada de Nikolai desde que tiene memoria, ella siempre ha estado consciente de que nunca pasaría algo entre ellos. Pero luego tras besarse y quizás un poco más, Nikolai comienza a ver de otra forma a Summer, por lo que ya no es solo la mejor amiga de su hermana.