─ ¿Por qué quieres lo que no se puede, Annie? ─ Me dije furiosa mientras me tumbaba sobre el césped y me cubría el rostro con las manos─ ¿ Por qué te obsesionas con lo prohibido? Yo no pedí sentir esto por ti. Yo no pedí sentir esto por él, no, no lo pedí, yo, no... Abrí mis ojos, miré la luna y le dije: Luna de nadie, tu y yo acordamos el olvido. Fue un trato.