-Quiero que alguien se quede conmigo ¿a caso no lo merezco?- suspiré, sintiendo cómo el amargo sabor de la ira inundaba mis sentidos. -No fumo, no tomo alcohol, no consumo drogas. ¡Ni siquiera he tenido sexo! No entiendo, enserio...- las lágrimas se acumulaban en mis ojos, sin embargo el enojo hacia mí misma era tanto, que no derramé ninguna. -¿Qué tengo? ¿Soy insuficiente? ¿No soy bonita? ¿Huelo mal? ¡Exijo una respuesta ahora!- exclamé furiosa hacia el silencio, quién se negaba rotundamente a darme un veredicto. ¿A caso era incorrecto sentir la necesidad de enamorarse? ¿Era tan malo querer que alguien te quisiera? Todos a mi alrededor al fin tenían a alguien. Yo no. A veces sólo me sentía como un pequeño pajarito; con alas y con el viento a su favor, pero sin la capacidad de volar.