Día 30. De nuevo los fastidiosos rayos del sol se cuelan por las cortinas de la gran ventana en mi habitación, me gustaría levantarme para cerrarlas de una buena vez pero no lo haré... en este momento no tengo fuerzas ni mucho menos la intención de levantarme de mi cama. Me doy la vuelta lentamente mientras trato de subirme lo más que pueda la colcha hasta mi barbilla... con mucha pesadez levanto mis parpados y para mi mala suerte me encuentro con la causa de mi dolor. ¡Mierda! Ahí está... encima de mi mesa de noche y justamente enfrente de mí, la fotografía que me tome con Yesung en el Rio. Esta vez mi corazón se estruja dentro mi pecho y siento que puedo escuchar cómo se rompen de nuevo los restos de este, quisiera tomar el pequeño marco y acariciarlo con mis dedos... ¿Soy patética, cierto?... ¿Cuánto tiempo ha pasado desde aquel día?... no estoy segura, tal vez días o meses... lo único de lo que puedo estar segura es que aun duele, y mucho. Todo lo que hay en mí alrededor me recuerda a él, a nosotros. Muchas veces he intentado buscarlo y pedirle una explicación pero él ha desaparecido, nadie lo ha visto de nuevo... recuerdo que estuve varias días fuera de su apartamento... esperándolo, como una idiota que aún tenía la esperanza de que el regresaría por mí. Día 50. Hoy... después de tanto tiempo por fin me miro al espejo y no es bueno lo que estoy presenciando ahora mismo. Debajo de mis parpados se encuentras unas grandes ojeras que prácticamente se están extendiendo por ellos, mi rostro está demasiado pálido, mis mejillas han perdido ese ligero tono rosa que siempre han tenido y mi ojos están rojos e hinchados de tanto llorar. ¿En esto me he convertido?... mi madre tenía razón, estoy muerta en vida. Quisiera llorar de nuevo pero sé que eso no es la solución en este momento... sé que es extraño pero siento que ya no tengo lagrimas para llorar, todas se han desgastado en mi larga espera por Yesung.All Rights Reserved
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