Un alma no se distingue por su caparazón. Algunos dicen que es por el amor que das. Otros que es por la suma de las experiencias. A veces, hasta se llega a pensar que es por la manera de reaccionar a los problemas. Yo no pienso eso. Y lo se, porque a él se le veía algo distinto. Y no era por el amor que daba, ni por la suma de las alucinantes cosas que llegaba a hacer, y menos por su manera de enfrentarse a los problemas. A él se le veía un brillo en la mirada. Esa era su marca. ¿Extraterrestre? No. Solo era diferente.