Do Kyungsoo y Byun Baekhyun tenían un problema.
Y es que ellos definitivamente no podían decidir cuál tipo de atención era la peor.
Porque, por un lado, estaba aquella en la que, no importa lo que hiciesen, siempre resultaban ser la causa de las burlas de sus compañeros de curso. Pero también estaba el otro tipo, esa en la que los dos chicos más jodidamente populares de la escuela se empeñaban en perseguirlos por cualquier lado con el sólo propósito de poder apretujarlos.
Porque ellos, se podría decir, no eran del tipo... delgado.
Sin embargo, ellos creyeron que tragarse el odio infinito que tenían hacia todos esos individuos e ignorar todo aquello, les ayudaría a soportar esa desgraciada época de sus vidas, pero desgraciadamente el destino no lo quiso así. O, más bien, una anciana fea con complejo de bruja.
Y Do Kyungsoo y Byun Baekhyun no creían ni un poquito en la magia negra ni nada parecido a ello, pero ahora pensaban que no podían tener tanta mala suerte.
Porque lo que tenían en el meñique no era el típico hilo rojo del destino que contaban en las leyendas urbanas que tanto les gustaban, sino una maldita maldición.