Katerina Petrova Kozlov no se imaginaba su futuro tan terrorífico. Lejos de una vida perfecta, Katerina era, en lo que cabía dentro de una Rúsia comunista y alejada, feliz. Una muchacha joven, hermosa e inteligente. Con un gran futuro por delante -según las estadísticas- pero sus antepasados, como predijo aquella bruja, no la dejarían vivir en paz siendo la última Petrova de su generación.
Su vida cambia por completo cuando un hombre aparece amenazándola, diciendo que ella es la última Petrova, última y única heredera de la familia enemiga de los Dubrovsky, quienes asesinaron a todos los Vorobiov en una matanza sin piedad. Katerina no sabe de armas, no sabe de mafias -sólo aquello que leía en los libros- no sabe de códigos de sangre, sólo sabe sobrevivir a su vida monótona y fría, o al menos eso hace ver. Pero su amigo Nikolay, quien parece si saber de todo aquello, no para de comentarle que la sangre puede más y que pronto aquella sangre que derramaron sus familiares, llamará para ser vengada.
Sabrina, vive una vida de lujos junto a su madre, una modelo de VOGUE, y su padrastro, un empresario con oscuras intenciones. Aunque parece tenerlo todo, Sabrina está atrapada en un hogar lleno de miedo y secretos. Desesperada por escapar, encuentra apoyo en Lamine, un futbolista del FC Barcelona, quien la acoge en su casa cuando más lo necesita. A medida que se forja una profunda amistad entre ellos, Sabrina descubre en Lamine el refugio y la seguridad que tanto le faltaban, iniciando un viaje de sanación y esperanza.