Por más que les ordenaba a mis piernas que pararan de caminar estas no me hacían caso. Ellas seguían andando, parecían solo escuchar a mi corazón o al poco corazón que aún me quedaba. Estaba tan dañado que hasta yo misma dudaba de que tuviera uno, dudaba que después de tanto dolor aún me palpitara. Lento... Pero seguía palpitando.All Rights Reserved