Vivo sumergida en los recuerdos. Recuerdos dañinos que no me dejan seguir adelante, se repiten una y otra vez en mi cabeza. Mi pasado es mi presente y no tengo a nadie que me mantenga a flote; que me haga ver que hay algo más allá de ese pasado y de este presente. Alguien a quien amar de verdad y tan fuerte como me gustaria que me amasen a mi. Me limito a coger un tren tras otro sin disfrutar del paisaje que se dibuja al otro lado del cristal, viendo como mi vida va pasando fugazmente. Pero quién sabe, quizá este nuevo viaje en tren sea más que un simple viaje, quizá es el camino hacia una nueva vida en la que los recuerdos son nada mas que eso, recuerdos.