Elizabeth cose,
En su ruinosa y vieja,
Máquina de coser,
Afuera miles de personas,
Viven a la orilla,
De la muerte,
Sin alguien que los entienda,
Que los apoye,
Que los ame,
Mujeres,
Hombres,
Y niños,
Que preferirían morir,
A tener que luchar,
Por sobrevivir,
En esa pesadilla.
Pero Elizabeth,
Se encarga,
De que esas pobres,
Y miserables vidas,
Valgan la pena,
Sobre un pañuelo negro,
Hila el nombre,
De a quien escoge,
Lo quema,
Y lo entierra,
Junto a una flor.
Ahora pensarais,
Y esto de que servirá,
Eso no podrá respondertelo,
Ni la misma Elizabeth,
No es algo que ayude de mucho,
Pero ¿que mas podría hacer ella?
Solo es una forma,
De darles dignidad.
Pero Elizabeth,
No elige a cualquiera,
Sólo a personas,
De puro y limpio corazón,
Que han sufrido,
Sin ninguna razón.
Sí te interesa la poesía y el drama en conjunto, este libro te encantará, de seguro no podrás leerlo sin llorar. Todo será muy realista, condiciones terribles de vida en el año 1800.
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