Creía que mi vida ya no tenía ningún sentido, y lo más sensato que se me pasó por la cabeza en ese momento de incompetencia fue el suicidio.
Pero tras mi encuentro con él aquella noche lluviosa de invierno hizo que cambiara todos los esquemas de mi cabeza, me dió un mejor punto de vista para poder soportar todo lo que me había hecho sufrir este hostil mundo.
Hizo que le diera una nueva oportunidad a todo lo que me había conducido a ese pozo de en el que me encontraba.
Consiguió que volviera a creer.