Esta es la historia de Marta, una muchacha Venezolana que todos los días tiene que enfrentarse a la inseguridad que hay en su país, se despierta cada miércoles a las cinco de la mañana, cuándo le toca a su número de cédula para ir al supermercado a hacer una cola infinita de más o menos doscientas personas para poder comprar los productos básicos que no se consiguen en las estanterías de los supermercados en el pequeño municipio que habita.