Veía avecinarse una tormenta, y yo... estaba en el medio de ella. Lo vi acercarse. Quería esconderme, desaparecer, que la tierra se abra magicamente y me tragara. Necesitaba algo y tenia que ser ¡Ya! Pero el miedo me bloqueó. Se acercó peligrosamente. Sus ojos negros estaban oscuros... y no hablemos del contorno de su ojo izquierdo. ¿Adivinaron lo que sucedió? Asi es, yo, una pequeña presa, había golpeado accidentalmente al chico popular, el cazador, y lo había dejado con un ojo negro, que no favorecía para mada su imagen. Yo, la pequeña presa, una chia común y corriente y tímida, había desatado la furia del chico popular, arrogante, narcisista e idiota del instituto. Se acercó a mi, y me sentí indefensa por su semejante altura. Lo vi sonreir con malicia y no de la buena. -Esto- señaló su ojo- Me lo pagara pequeño saltamontes.- susurró muy cerca de mi oído. Estaba tan cerca que me tense al sentir su respiracion chocando en mi nuca. Gemi. Dios, ¿En que me había metido?
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