En el mundo del ciberespacio existen las redes sociales, que para mí son: el ocio cibernético -como las llamo a veces-.
En el ocio cibernético -bien sea Twitter, Facebook, Instagram, entre otras- se entretejen historias de amor, alimentadas del chat, fotos, comentarios, likes, y hasta videos. Como muchas chicas de esta generación del ciberespacio, también tejí diversas historias en el ocio cibernético -o redes, como prefieran llamarle-, historias que marcaron esa parte de mi vida en la web. Pensé en ser bloguera, tal vez youtuber, o alguna cosa que me permita compartir estas anécdotas cibernéticas; pero, preferí escribir, es lo que mejor me sale, y lo que mejor sé hacer. Así que... comparto en esta antología diversas anécdotas autobiográficas de todos esos años en el ciberespacio, desde el primer día en que creé una cuenta en una red social -por esas épocas donde todos utilizaban MySpace y Facebook apenas comenzaba, ni siquiera existía Twitter, así de vieja soy-, hasta estas épocas donde todos suben videos a Youtube y se convierten en virales.
Y bueno, espero que mis locas anécdotas les sirva para aprender algo: que el amor también se cosecha en una pantalla.