«Sentí que los bellos ojos grises me observaban, y era cierto. Estaban llenos de tristeza y tan vacíos, fue cuando me llené de valor y aventé los panes hacia ella, deprisa entre, cerré la puerta, cuando me volví, ella ya no estaba. Mi corazón latió fuerte que casi se me salía, no por temor, si no porque esa chica, me había robado el corazón.»