Hay rosas increíblemente hermosas, tanto, que no podemos creer que lleguen a tener espinas, hay mujeres increíblemente hermosas, tanto, que no creemos que tengan errores, pero al querer la rosa, debes querer sus espinas, y al querer a la mujer debes querer sus errores.
Siempre esta el chico malo, con tatuajes y problemas que enamora a la mujer pura e inocente y luego la hace sufrir, pero ¿qué pasaría si fuera la mujer con problemas la que decide enamorar al hombre bueno y éste termine sufriendo?
-Charlott... -Parecia saborear mi nombre, como si nunca hubiese escuchado un estúpido nombre como ese, su mirada era tan pura y sincera, tan calida a la vez que por un momento pensé que abrazó a todos mis demonios y estos sonrieron, solo por un momento y solo fue un pensamiento. -Me gusta tu nombre Charlott, me llamo Christian, un placer.
Y es ahí, justo en ese momento, donde la vida de esta pequeña rosa con grandes espinas cambia por completo.
[No es un fanfic]
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.