Nervios, sí, nervios, esa era la emoción prevalente en ese momento. Quién iba a imaginar que ella, Hermione Granger, acabaría con nada más y nada menos que Draco Malfoy en la Sala de Los Menesteres, haciendo no precisamente el trabajo de Pociones que se supone que deberían hacer. Los labios de Draco empezaron a recorrer suavemente su cuello, en una lenta y torturadora caricia, cerró los ojos ante la sensación, llevando la cabeza hacia atrás dándole a Draco acceso completo a su cuello, él esbozó una sonrisa y empezó a besar en un punto sensible bajo su oreja, las sensaciones que ella sentía en ese momento eran indescriptibles, sentía Pasión, Deseo, Lujuria, pero sobre todo sentía Amor...
Si, ella, Hermione Granger estaba perdidamente enamorada de Draco Malfoy.
- ¡Al, me aplastas!
-¡Scorp, no respiro, levántate!
- ¡Rox, saca tu pie de mi cara!
- ¡No, Blaine, tu saca tu cara de mi pie!
- Jóvenes, ¿Ustedes quienes son?- preguntó Dumbledore, acercándose a ellos.
- Somos de 2019 y estamos aquí por la culpa del estúpido de Potter- respondió un peli azul una vez todos se levantaron.
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La tercera generación viaja a 1995 por culpa del primer hijo de Harry Potter, quien rompió un giratiempo que heredó la hija de Hermione Granger. Al llegar, se encuentran con Albus Dumbledore y éste les propone presentarse ante sus padres para evitar algunos sucesos innecesarios. Ellos aceptan y se presentan ante sus abuelos, tíos, padrinos y padres, causando risas, llantos, sorpresas y muchas emociones más.