Testigos, así nos llamaban. Aunque no sabía quien era la otra o las otras personas que formaban el plural. Lo único que sabía era no estaba sola, al lado de esta gran habitación blanca y fría con cables transparentes, había alguien, o algo. Pero no me molestaría en aporrear la pared porque sabía que los que estaban fuera de la habitación me oirían mejor que mi vecino. Pero sí me molestaría en averiguar porqué estaba ahí, y no iba a parar hasta obtener una respuesta. Historia guardada en Safe Creative con el código 1603106841936 No permito copias ni adaptaciones