PROLOGO Ese día ella salió tarde del trabajo. El trabajo que ella tenía no era fijo, algunas veces había trabajo pero podía pasar días sin ir pues no había material para trabajar. Por lo regular la jornada terminaba a las 6 de la tarde y había días, como ese, que salía a las 8 de la noche. El lugar por donde tenía que caminar a esa hora estaba muy solitario, puesto que los locales comerciales cerraban a las 6, y se veía un poco tétrico poniéndola muy nerviosa y alerta, esperando que en cualquier momento algo malo pasara aunque se trataba de convencer de lo contrario. Mientras esperaba que el semáforo la dejara pasar para seguir su camino a la parada donde aborda el bus, unos brazos fuertes la abrazaron desde atrás asustándola demasiado. Siempre que ella se asustaba se quedaba paralizada, rara vez salía un grito de su boca, su cuerpo no respondía en lo más mínimo exponiéndola más al peligro. Comenzó a temblar levemente y sintió una respiración cerca de su oreja, luego de unos segundos una voz ronca le hablo en tono pausado. El: hola lindura ¿Por qué tan sola? ¿No sabes que por aquí es peligroso?All Rights Reserved
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