-Dime una cosa... -Sus ojos estaban más oscuros que nunca, casi crueles-. ¿Te lo hizo mejor que yo? -Demandó con urgencia-. ¿Te tocó como te toco yo? -Insistió. Estaba completamente alterado mientras se acercaba todavía más. Di un paso atrás y mi espalda topó con la pared. -Dime... ¿te folló tan bien como te follo yo? -Pese a la crudeza de sus palabras, su voz fue repentinamente suave. Su cálida respiración rozó la piel de mi barbilla. Entreabrió los labios y suspiró roncamente. Empezó a bajarlos lentamente hacia los míos. Entonces le di una bofetada con todas mis fuerzas.