Una lágrima resbaló por la delicada y helada mejilla. Hundió su cara entre sus piernas y comenzó a llorar desconsoladamente. La noche yacía sobre ella y la lluvia empapaba su cabello castaño. Pero en ese momento no le importaba, ni siquiera escuchaba el tranquilo sonido de la lluvia golpeando el suelo. Estaba sumergida en sus pensamientos. Pero una chaqueta la sacó de estos. Miró hacia arriba y se encontró la cara de Evans.
-¿Qué quieres?-le dijo Thaisa.
-Lo siento.
Thaisa se levantó y tiró la chaqueta al suelo con repugnancia. Empezó a correr en dirección opuesta a Evans.
-¡Thais, no te vayas!
Salió tras ella. Por suerte, Thaisa era la más rápida de su clase, pero no lo suficiente para escapar de Evans. Y fue en un parque cuando Evans consiguió coger la camiseta de Thaisa, obligándole a frenar.
-¡Déjame!-le dió una bofetada.
Evans ni se inmutó. Simplemente, pasó los brazos alrededor de la cintura de Thaisa y le besó. Thaisa supo que ya no tenía escapatoria: se había quedad