Amber ya no sabe cómo decirle a su enamorada que el amor que ella siente por otro es un amor infantil, inmaduro que tan solo la hace sufrir. Tiene miedo de su fragilidad, quiere que ella le cuente sus penas, quiere abrazarla y protegerla, hacer todo por ella, y que ella rompa con el otro que no la aprecia, aunque sabe que ella le confunde y no entiende porque se esfuerza por quedarse con el otro, pero aun así seguirá al lado de su Princesa a la que no puede dejar de mirar.