Mirar lo que hacían los humanos era mi pasatiempo favorito, me encantaban sus formas de interactuar, jugar y caerse. Como los niños reían y lloraban, mientras que sus padres los regañaban o mimaban. Amaba esos sentimientos humanos.
-Miyuki, hay un señor que te llama-dijo un niño de cabello morado y con ojos de color naranja
-Gracias por avisarme-le dije con una sonrisa con un toque de tristeza-¿Donde está el señor?
Él me indicó la dirección y luego se despidió, sin antes caerse y sonrojarse por la caída.
El señor me miró, como examinándome, para luego sonreír.
-Niña, me han dicho que te gusta ver a los humanos-
Yo sólo asentí con la mirada aun fija en las personas curiosas de abajo
-¿Cuantos años tienes?-
-Tengo 5 años-Recien voltee a mirarlo con un poco de curiosidad, quería saber a que quería llegar hablándome
-¿Te gustaría ir a la tierra?-dijo el señor sonriendo y yo asentí emocionada, al fin dejaría este lugar con tan malos recuerdos.
-Bueno, irás a la tierra, tendrás una madre y dos hermanos, sólo debes cruzar este túnel-dijo el señor mientras chasqueaba sus dedos y aparecía un túnel subterráneo
Yo lo mire y susurre un gracias, camine sin miedo en dirección hacia el túnel, sabía que cualquier cosa era mejor que estar en ese lugar, lo crucé y aparecí al frente de una casa muy acogedora...